domingo, 28 de octubre de 2012

El tiempo eterno de Esperanza, junto a Ella.



Mi corazón reside detrás de unas murallas,de donde la madre de Dios, sale cada Madrugá a entregarnos su eterna Esperanza y a donde acudo con fe,para encontrármela frente a frente y decirle desde el alma, que en ella confío mi vida, y que es por ella por la que sigo caminando, por donde ella me guía. A donde voy con felicidad a darle las gracias por mantenerme con vida. A donde acudo desesperadamente cuando algo va mal, porque se que ella me escucha, y se que por sus hijos vela. La que me da fuerzas para seguir subiendo escalones porque porque al final de los tiempos ella siempre quedará.

A veces madre mía me pregunto.. ¿Cuantas almas habrán acudido a ti? ¿Por cuantos de tus hijos habrás derramado esas lágrimas? Millones y millones de almas te habrán llamado y te habrán rezado, y al fin de todo, nosotros pasamos. Y moriremos y ella siempre queda, ella siempre está ahí, para cuidarnos y protegernos. Y moriremos, moriremos y nuestros hijos, y nuestros nietos, bisnietos y todas las generaciones futuras podrán ampararse en la belleza de su rostro moreno. Y si, moriremos, yo también, y no le temo a la muerte, porque cuando lo haga,cuando mi alma descanse solo espero verla y que me reciba con los brazos abiertos, que me abrace y en ese abrazo sienta lo mismo que siento cada Madrugá del Viernes Santo, que se me empañen lo ojos, que se me aflojen las piernas,que sienta el amor más puro cuando la veo cruzar las calles plazas y barrios, de la mano de mi padre,o que sienta las caricias de mi madre cuando ella no sale,cuando tengo que esperar otros 365 días más,que no tenga palabras para explicar ese momento, porque esos son los momentos por los que la vida merece ser vivida, y espero que cuando llegue la hora, la hora de irme, me la encuentre, y me entregue ese amor y esa Esperanza por la que viví y morí, porque estar a su lado si que será el cielo que tanto he esperado.

Macarena Sutil.